Relato de Jorge Idez compartido con el vecino Ernesto Garabato, luego publicado en redes sociales. El día que en Saavedra ganaron los espacios verdes, los vecinos y vecinas, mediante un reclamo justo y legal. Impedible, pasen y lean.
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Jorge Idez, abogado y vecino del barrio, de activa participación en esta lucha, es quien está relatando esta historia con datos absolutamente fidedignos y comprobables.
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“La obra comenzó a construirse formalmente con la instalación del obrador el 12 de abril de 1993, tal como Elsa, que fue una de las vecinas que laburó muchísimo y eficazmente, lo indica precisamente en el video. La obra se extendía en el cruce de las calles Vilela con Superí y Roque Pérez, no existía cartel que explicara en qué consistía lo que se estaba construyendo. La obra avanzaba a tambor batiente, trabajaban día y noche, y paralelamente la presión de los vecinos también. Ello motivó que con fecha 30 de abril de 1993 Gas Natural Ban emitiera un informe suscripto por su director de relaciones externas Gonzalo Zaravia, explicando que lo que se estaba realizando era la construcción de un puente de medición de gas para permitir calcular el volumen de gas que traspasa la frontera que dividía el área entre las dos licenciatarias y distribuidoras luego de la privatización de Gas del Estado, o sea las empresas Metrogás y Gas Natural Ban. Finalmente, el informe señalaba que la obra había sido adjudicada en septiembre de 1992 a la empresa Víctor Contreras y Cía S.A. y en febrero de 1993 obtuvo el permiso correspondiente por parte de la Dirección General de Saneamiento y Espacios Verdes de la Municipalidad de la Ciudad de Buenos Aires. Sin embargo, esto enardeció aún más a los vecinos, que sentimos que se nos estaban burlando en la cara, y lo más importante, nos estaban privando ilegítima y arteramente de un espacio verde que nos pertenecía, por eso recrudeció la lucha a través de marchas, profusión de volantes y presencia en los medios. Por lo menos yo, obtuve una nota para exponer la problemática, con el reconocido periodista Néstor Ibarra y también que se visualizara en el diario La Nación, entre otros varios medios de comunicación. Y te quiero señalar querido Ernesto, algo muy especial y gratificante para mí, concurrí al despacho del entonces Diputado Nacional Alfredo Bravo, y como resultado de una hermosa reunión que tuve con él, se emitió con relación al tema un proyecto de Resolución por la Cámara de Diputados de la Nación que junto a otra documentación te la envío como archivo adjunto de este mail. Aparte de la constante movilización de los vecinos, el resto del accionar fue pura y exclusivamente por la vía legal. La construcción medía aproximadamente 70 metros de largo por 40 de ancho u una altura del hormigón superior a los 2 metros. Finalmente, tras una ardua lucha, logramos el objetivo fundamental: Conservar ese vital espacio verde para todos los vecinos y vecinas. La secuencia fue la siguiente: El día 12 de mayo de 1993 la Municipalidad de la Ciudad de Bs. As. dispuso la clausura provisoria de la obra. Al día siguiente, 13 de mayo, el Concejo Deliberante en una histórica e inolvidable sesión y ante la presencia de una multitud de vecinos de Saavedra presentes, con el voto unánime de todas las bancadas sancionó la Ordenanza que dispuso la clausura definitiva de la obra. En el propio recinto, en medio de una gran emoción, se expresó que era la primera gesta ganada por la lucha de los vecinos desde el retorno de la democracia. Adjunto también la ordenanza 46229 que se violaba flagrantemente con la construcción de la obra, la carta documento que le enviamos al Intendente Municipal un grupo de vecinos y los panfletos y volantes que confeccionamos y repartimos entre los vecinos. El Intendente Conrado Bouer convalidó y promulgó la ordenanza que clausuraba definitivamente la obra y el 28 de mayo de 1993 se hizo presente en el Parque Saavedra, Roque Pérez y Vilela para confirmarnos oficialmente la noticia a todos quienes estábamos presentes”.
Esta lucha que nos libró de que se haya usado un parque público para beneficio de una empresa privada sobre una porción muy importante del parque y para un fin que era un delito y encima un delito muy peligroso, demuestra desde cuántos años hace que venimos desvelados en que alguien entienda que un parque público es eso, un “parque público”.
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Una pequeña anécdota, el predio donde habían hecho las perforaciones, que realmente impresionaban, estaba rodeado de chapas, y una mañana fui a ver cómo estaba, corrí una chapa y entré y me impresionó lo que vi. Pude hablar con un capataz y preguntarle qué estaban haciendo y me contestó suelto de cuerpo que creía que una pileta olímpica o un anfiteatro. Ese tipo de argumentos desopilantes también los hemos recibido en otras luchas en el parque. Lo importante es que se sumaron vecinos y vecinas, muchos y muchas jóvenes, y en una época en la que no existía Facebook ni whatsapp, se hizo lo posible por llegar a la gente. Muchos nos planteamos con lo avanzada que estaba la obra si sería posible detenerla, pero la articulación entre los vecinos movilizados, las presentaciones legales y la insistencia en los medios, lo logró. Quien hoy pase por ahí no notará nada extraño, todo fue rellenado y se han plantado árboles. También allí se encendió la llama a la que recurrimos otras veces en defensa del parque.
Nos parece importante que esta lucha colectiva no se pierda y quede en la memoria. Hay mucha documentación sobre lo actuado y tal como se hizo con el tema de la inundación, estaría bueno que quede atesorada en la biblioteca popular. Una gesta que paró definitivamente una obra absolutamente inconsciente, que parece ser la constante en los gobiernos neoliberales de nuestra bendita ciudad.
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Gracias a los vecinos y a quienes pusieron el cuerpo y su profesión al servicio del barrio.
Antes de que llegaran otros intendentes o jefes de gobierno, la consigna en el barrio ya era «EL PARQUE NO SE TOCA”.
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FUENTE: https://www.facebook.com/egarabato
Del 14/10/2020
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