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Cuando la piel limita. Por Mariana Olea

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Sabemos que la piel es el último borde, órgano frontera por excelencia. Aquel que delimita el adentro del afuera en el plano físico como también en lo emocional. Hablar de piel que limita nos es familiar, orgánico. Pero, ¿qué pasa cuando la piel limita mi contacto con el afuera, con la sociedad, con otro/a? ¿Qué pasa con la mirada de los demás sobre nosotros/as y nuestra propia mirada, aquello que nos devuelve el espejo?

“La piel se diferencia por ser visible y fotosensible. Ésta característica determina una función de comunicación y expresión afectiva que tiene mucha importancia en las relaciones sociales. La imagen está determinada en gran manera por el estado en que se encuentra la piel y la forma como el sujeto es mirado” (Jorge Ulnik, El psicoanálisis de la piel).

Si puedo frenar las expectativas de cómo quiero verme, si puedo diferenciar si ese discurso de cómo quiero verme es real, me es propio o es cómo la cultura en la que vivo me impone las condiciones ideales en las cuales yo debería poder mostrar mi piel, si puedo empezar un proceso de a poco, de mirarme despojado/a de prejuicios, críticas e ideales imposibles, quizás podría con el tiempo cambiar mi mirada sobre mí y así entender que ese es el camino para transformar la mirada juzgadora sobre los/as demás.  Es imprescindible saber que es un camino difícil, que no es siempre igual, que a veces será mas fácil y otras imposible, el autoamor es un aprendizaje para toda la vida, no es lineal ni se aprende on line.

“Lo pulido, lo liso, lo impecable, son la seña de identidad de nuestra época. ¿Por qué hoy en día gusta tanto “lo pulido”? Porque no daña, no ofrece resistencia. Lo bello digital constituye un espacio pulido y liso de lo igual, un espacio que no tolera ninguna extrañeza, ninguna alteridad, ninguna negatividad. Lo bello natural se ha atrofiado en lo liso y pulido de lo bello digital” (Byung Chul Han).

La piel que tengo cuenta mi historia, con sus huellas a veces imperceptibles y a veces no. Es un lienzo pincelado con los colores de mi emoción. Es herencia ancestral, es testigo incondicional de nuestros dolores más profundos, aquellos que solo ocasionalmente podemos ver en sueños. Es pantalla que muestra quienes somos, es envoltura amorosa abrazándonos, protegiéndonos de nuestros mas atávicos miedos, es lenguaje, expresión y comunicación. Transformar la manera de llevar nuestra piel por la vida, integrando éstos conceptos es fundamental para comprenderla, amarla y cuidarla. SOMOS PIEL.

MARIANA OLEA

PLENA PIEL. @plenapiel

Atención en gabinete. Zona Núñez. Pedí tu turno.

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