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Bibliotecas Populares, lo mucho que puede lograr nuestra sociedad.

Imagen. Fuente: www.quelibroleo.com
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El 23 de septiembre es el Día de las Bibliotecas Populares. La fecha señala el día en que el Congreso Nacional en el año 1870 sancionó la Ley 419 de creación de la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares (hoy CONABIP -Comisión Nacional de Bibliotecas Populares- http://www.conabip.gob.ar).

La propuesta surgió del entonces Presidente de la Nación, Domingo F. Sarmiento, quien había observado en sus viajes a través de EE.UU. el aporte significativo de los nuevos métodos didácticos en la ampliación de la educación pública (de allí su vinculación con el educador Horace Mann). También le había llamado la atención el impacto social que tuvo la iniciativa de uno de los impulsores de la independencia norteamericana, Benjamin Franklin (1706/1790), de crear asociaciones de personas para la compra de libros por suscripción y para la realización de reuniones periódicas en grupos de lecturas compartidas.

Por cierto, Sarmiento no sólo admiró las ideas de Mann y de Franklin, sino que las extendió a Chile y Argentina, aún antes que se definiera la legislación mencionada. La primera biblioteca popular argentina fue creada en 1866 en su provincia natal, San Juan. Hoy, notablemente, sigue funcionando. Su nombre no es casual, Benjamin Franklin (http://bibliotecafranklin.org.ar).

La Ley 419 expresó la decisión del Estado de apoyar la difusión de la lectura en todo el país.La expansión de la lectura y el aumento creciente del número de lectores generaron dos fenómenos en nuestro país, ausentes en EEUU e Inglaterra, las sociedades más desarrolladas de la época. En primer lugar, las bibliotecas populares en Argentina se constituyeron no sólo como “círculos de lectores” sino como entidades sociales, tal como se muestra en la película «La Sociedad Literaria y del Pastel de Cáscara de Papas» (2018). En segundo lugar, gracias al esfuerzo de la comunidad, lograron establecerse en espacios estables y permanentes (la casa de nuestra Biblioteca, por ejemplo, fue comprada con el producto de rifas y festivales artísticos promovidos por vecinos y socios).

A diferencia de lo habitual en el mundo, donde las bibliotecas públicas son estatales, en la Argentina son mayoritariamente, de asociaciones civiles sociales independientes creadas por los vecinos y en las cuales resulta central la participación y las contribuciones del trabajo voluntario.

De más está decir que nuestro país ha vivido desde 1870 muchos cambios y profundas crisis que afectaron a la sociedad en su conjunto y a las bibliotecas populares en particular. Hoy, la presencia de más de 1100 bibliotecas populares en todo el país, muchas de ellas centenarias como la nuestra, son testimonio de lo mucho que han contribuido y aún contribuyen frente a escollos y dificultades. Y muestran, ante el pesimismo recurrente de quienes insisten en que «aquí nada sirve», «nada se puede hacer», acciones magníficas de colaboración y capacidades potenciales insospechadas para desarrollar y apoyar.

Las bibliotecas siguen siendo lugares abiertos a todas las personas. Reconocen requerimientos y expectativas de la sociedad que dan razón y sostén a su existencia y persistencia. Son ámbitos que convocan y enorgullecen a cada una de las personas que se acerca y forma parte de ellas. Es que la participación es imprescindible para hacer posible que sigan existiendo, soñando, haciendo.

Comisión Directiva de la Biblioteca Popular Cornelio Saavedra.

García del Río 2737

@bibliotecapopularsaavedra

(Artículo publicado en el Boletín de la Biblioteca Popular Cornelio Saavedra. Septiembre 2022).

Imagen de portada. Fuente: www.quelibroleo.com

 

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