Estamos frente a algo que desconocemos, nuestra mente, nuestra emoción y nuestro cuerpo se están lentamente acomodando como pueden, cada uno a su tiempo. El órgano más grande de los seres humanos LA PIEL también nos acompaña en éste proceso de cambio y además sufre sus propias transformaciones y padece los efectos de la cuarentena.
El cese de actividad, la permanencia en nuestras casas, el aislamiento, el miedo, producen trastornos emotivos relacionados al estrés, ansiedad y estados depresivos. Estos cambios emocionales afectan a la piel de una manera u otra, somatizando aspectos de nuestro mundo interno para luego reflejarlos en nuestra superficie cutánea con un lenguaje muy propio.
Durante la cuarentena los problemas dermatológicos pueden verse exacerbados pues el cerebro libera grandes cantidades de CORTICOTROPINA que es la encargada de estimular la secreción de CORTISOL (hormona del estrés), el cuerpo comienza una serie de efectos cascada para defenderse de un enemigo invisible que desconoce, la piel no es ajena a esta alerta generalizada y se prepara para defendernos.
Podemos advertir una piel más oleosa, inclusive con algún pequeño brote, esto se debe a que el CORTISOL desencadena una reacción elevada de las glándulas sebáceas (aumenta hasta el 60 % la producción de sebo). En otros casos podemos observar mayor resequedad o sensibilidad, picazón generalizado o del cuero cabelludo, irritación aguda de algunas zonas, caída acentuada del cabello, pérdida de luminosidad, piel opaca e incluso agravamiento de trastornos dermatológicos preexistentes como: dermatitis seborreica, acné, dermatitis de contacto, rosácea, psoriasis, etc. El lavado continuo de manos y el uso de geles antibacteriales (alcohol en gel) produce resequedad, sensibilidad, picazón y en algunos casos extremos dermatitis. Es importante saber que luego de cada lavado de manos debemos humectar la piel para devolver confort a la zona.
Se ha corrido el rumor que el coronavirus se adhiere más en pieles con crema o humectadas, es completamente FALSO, no existe hasta el momento ningún estudio que lo demuestre. Sólo se sabe que el virus está rodeado de una capa lipídica y por ese motivo el lavado con jabón es tan importante para destruirlo.
Debemos continuar con nuestra rutina diaria de cuidado para la piel del rostro, cuerpo y manos. Es indispensable ofrecerle contención y herramientas para que la piel pueda adaptarse a las nuevas circunstancias que el mundo entero está enfrentando. Consultemos con las profesionales que siempre nos ayudan a conservar la salud de la piel.
Miremos con amor y compasión a nuestra piel, ella al igual que nosotros se está adaptando y no deja por eso de protegernos como un verdadero escudo. Tengamos paciencia con ella, nuestro órgano frontera está en plena batalla por nosotros defendiéndonos de nuestros enemigos externos e internos.
SOMOS PIEL
Mariana Olea.
Plena Piel
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