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Comunidad Cultural

Sobre el Centro Cultural Naranjo en Flor. Por Ernesto Garabato

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NARANJO EN FLOR

Cuando se cierra un espacio, y estoy hablando de un espacio político, social, cultural y también de comunicación como lo es el local que está en Superí 4428 y su centro cultural “Naranjo en flor”, y la radio del mismo nombre, se pierde una herramienta importante para combatir el individualismo y la indiferencia. Aclaro que este cierre se decidió antes del coronavirus y que este cierre es casi exclusivamente por razones económicas.

Cuando se cierra un espacio levantado a puro pulmón a lo largo de muchos años y los que deberían desde arriba encargarse de sostenerlo aplican la teoría del kiosco, esa que dice que “lo que no da ganancias debe bajar sus persianas” y cuando se bajen esas persianas resonarán para siempre voces, debates, canciones, charlas y más voces multiplicadas por la radio, y cuando pasemos por esas persianas bajas, o algún negocio que ocupe ese lugar, tal vez le contaremos a alguien lo que había y se generaba ahí adentro, tal cual pasa con todos los espacios perdidos o librados a perderse.

Cuando se cierra un espacio todos los que por diversas razones estuvimos allí perdemos un lugar de referencia, un lugar donde acudir, un lugar donde expresarnos. Lamentablemente la palabra “cultura” y “censura” siempre rimaron. Quienes levantaron este espacio desde el principio no merecen otra cosa que admiración por su esfuerzo y su sacrificio. Suena paradójico que hayan estado, quienes levantaron este espacio, entre los que bancamos los trapos estos últimos cuatro años.

No me resigno así nomás a que todo sea así. No me resigno a caer y replegar las alas. Si termina este tiempo oscuro que estamos viviendo, ¿será la falta lo que nos iguale, o la ilusión de abrir las puertas quien nos aglutine?

Ernesto Garabato

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